Una vez que Hassan me ha acompañado fuera y me ha dado unas pequeñas directrices para no perderme, me dirijo a recorrer la ciudad. A mi alrededor se mueve una ciudad y todo tipo de gente. Abundan los "guías" espontáneos que quieren llevarte a no se donde... lo mejor es obviarlos. Yo sé donde me dirijo: a la plaza de Jemaa el Fna.
Esta plaza (declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad) es un lugar peculiar. En la antigüedad era lugar de encuentro para comerciar. En la actualidad es difícil de describir. Por la mañana encantadores de serpientes, domadores de monos, cuentacuentos, tatuadores de henna, bailarines y un sinfín de gente pulula por la explanada buscándose la vida. Al atardecer comienzan a montar puestos de comida y la plaza se ve envuelta en humo y aromas. Es momento de reponer fuerzas y no hay mejor sitio que aquí.