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miércoles, 24 de julio de 2013

Dejádme sólo...

Una vez que Hassan me ha acompañado fuera y me ha dado unas pequeñas directrices para no perderme, me dirijo a recorrer la ciudad. A mi alrededor se mueve una ciudad y todo tipo de gente. Abundan los "guías" espontáneos que quieren llevarte a no se donde... lo mejor es obviarlos. Yo sé donde me dirijo: a la plaza de Jemaa el Fna.
 
Esta plaza (declarada por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad) es un lugar peculiar. En la antigüedad era lugar de encuentro para comerciar. En la actualidad es difícil de describir. Por la mañana encantadores de serpientes, domadores de monos, cuentacuentos, tatuadores de henna, bailarines y un  sinfín de gente pulula por la explanada buscándose la vida. Al atardecer comienzan a montar puestos de comida y la plaza se ve envuelta en humo y aromas. Es momento de reponer fuerzas y no hay mejor sitio que aquí.
 
 
 


jueves, 18 de julio de 2013

Alojarse en un Riad

Como decíamos ayer....
 
Acabo de llegar a Marrakech. Según se iba aproximando el avión a la ciudad, entiendo porqué es conocida como la ciudad roja. Parece ser que cada ciudad tradicional marroquí tiene su color. El de Marrakech es el rojo. Este color parece ser tomado del color natural de la tierra local: el rojo - ocre. Las casas, en su mayoría,  están pintadas en ese color, sobre todo en el casco histórico.
 
De ese color rojo-ocre debía estar poniéndome yo, ya que la furgoneta que me traía había estado aparcada a pleno sol en el aeropuerto esperándome. Dentro se podía cocer un huevo (o los dos). Menos mal que el trayecto dura poco y el aire acondicionado va haciendo su efecto cuando entramos dentro de las murallas que circunvalan la ciudad antigua.
 
Me alojo en un riad. Los riads son antiguas viviendas que se han rehabilitado al estilo tradicional y se utilizan para el alojamiento turístico. Están en el centro de la ciudad y se distribuyen alrededor de un patio central en el que no falta el agua. Parece mentira el cambio que se produce cuando cruzas la puerta. Fuera queda el griterío, ruido, polvo, motos y caos. Tan sólo has atravesado la puerta y todo cambia.
 
Ni que decir tiene que dentro tienes todas las comodidades de un hotel: aire acondicionado, wifi ...Es por eso, quizá, por lo que estén de moda. La mayoría de la gente que he conocido en este viaje se alojaba en uno. En el que me alojo, he olvidado decirlo, es el Riad Dar Othmane.
 
Para llegar aquí, la furgoneta me dejó en una placita en medio del caos (porque ya no llegan los vehículos más lejos). Allí me estaba esperando otro con una bici con remolque para llevar maletas que me trajo hasta el riad. ¿Llegar yo solo hasta aquí?... no creo que hubiera podido. Esto no  es como cualquier otro lugar que recuerde, esto es único.
 
Me recibe Hassan (el dueño o encargado, no lo sé) con la tradicional hospitalidad de esta parte del mundo. Me sirve un té con pastas y zumo de naranja, charlamos, me refresco un poco y me acompaña a la calle para que me oriente de vuelta.

Empieza el pateo.






 
 


miércoles, 17 de julio de 2013

Ja soc aqui (que dijo el del "espetec")

Ya he llegado. Mejor dicho, llegué ayer después de un par de horas en el pájaro de hierro.
 
El viaje, bién, como siempre. Esta vez, los chicos de Ryanair, no tocaron las trompetillas que indican que el vuelo ha llegado en hora. Lo hicimos con algo de retraso por causas desconocidas. Lo único que sé es que nos metieron prisa para embarcar para después tenernos en la pista esperando. Así es la vida, mejor tomárselo con calma y que me sirva de entrenamiento para lo que me queda por ver.
 
El vuelo, como siempre. Alguna vez he reflexionado acerca de que, menos mal, que estos vuelos duran poco. Si duraran más uno terminaría degollando a las azafatas que intentan venderte unos boletos de rifa, colonia, bebidas y hasta la corbata del piloto si se ponen. Supongo que lo hacen porque es su trabajo, no porque quieran. Es lo que tienen las low-cost.
 
(Por cierto, no era yo uno de los que pedía que viniera el Rey Herodes a llevarse a los niños esos que "porculearon" todo lo que quisieron en el vuelo. La verdad es que se aburrían y querían compartirlo con el resto del pasaje).
 
Bueno, lo dicho, que llego al aeropuerto y tras pasar el control de pasaportes y cambiar algo de dinero, me dirijo a la salida donde me espera un conductor con el típico cartel con mi nombre. Nada mas salir, mil ojos se fijan en mi. Son los conductores que esperan a sus clientes con el cartelito... al final encuentro al mío. Salimos y en la misma puerta, recibo una bofetada de calor seco que me recuerda donde estoy. 
 
Estoy en Marrakech. La ciudad roja me espera. 50 horas en Marrakech
 
 

martes, 16 de julio de 2013

Vamos, que nos vamos...

Dentro de un rato salgo  hacia el aeropuerto. Mi vuelo sale a las 15:45 horas y llega a Marrakech a la misma hora.
 
¿Cómo es eso?. ¿Utilizaré teletransporte o algo similar?. No, usaré Ryanair como compañía aérea. El llegar a la misma hora tiene una sencilla explicación: Marruecos lleva el horario solar y por ello tienen dos horas menos que nosotros (en verano), así que como el vuelo dura dos horas...se puede entender fácilmente.
 
Pero ¿cómo he llegado hasta aquí?. Pues muy fácil, ganas de viajar, un ordenador, unos vuelos no muy caros y ...aquí estoy.